viernes, 23 de noviembre de 2018

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 17


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 17
PARECE SAN LUIS



“Si practicamos la misericordia, no tendremos nada que temer delante del tribunal de Dios, porque quien practica la misericordia, obtendrá también misericordia”. (San José Marello)



Fue exactamente en la escuela de su obispo donde José Marello se modeló en un nuevo molde, molde de bondad, aprendiendo a controlar sus impulsos, aquellos empujones muy fuertes que saliendo un corazón y de una mente llena de ideas y tensiones apostólicas, pero a veces muy poco evangélicas en la manera de expresarse.

Se sabe que los jóvenes les gustan las cosas hechas con rapidez, a la carrera, inmediatamente, también en el apostolado, cambiar el mundo, cambiar la sociedad utilizando la energía atómica.
José Marello era un sacerdote de ese tipo. Fue en a la escuela de Mons. Savio, escuela de ejemplos, donde pudo hacerse como lo conocemos: un modelo excepcional de bondad y amabilidad.
Su cara presentaba una agradable expresión de bondad que tan más fácilmente los valores sinceros y naturales.

El canónigo Carpignano nos cuenta: “Cuando Mons. Savio vino a Solio para la visita pastoral lo acompañaba el secretario José Marello. Los jóvenes del pueblo se quedaron admirados de su modestia angelical y sonriente.

- ¡Mira que linda presencia tiene ese sacerdote!, decía. Sí, parece un San Luis. Yo iré a confesarme con él. Pienso que es muy bueno.
Y así ya desde entonces se presentaba con su apariencia característica de suavidad y bondad. Más tarde de Obispo la gente viéndolo pasar quedaba boquiabierta y decía: ¡Parece el Señor !

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 16


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 16
PARA UN AMIGO… DE TODO CORAZÓN



“Hay que ejercitar la caridad con todos, sin preguntar quiénes son, ni de dónde vienen, sino únicamente porque representan a Cristo”. (San José Marello)



Para José Marello la amistad no fue solo algo sentimental. Fue más bien siempre un compartir mutuo de los gozos y dolores del amigo.
1874, Era secretario del obispo, conocía muy bien lo que pasaba en la diócesis de Asti. Así supo lo que había pasado al joven párroco del Camerano de Asti, su muy querido amigo don Motta.

Le afligía una forma grave de oftalmitis y se había puesto casi ciego. Como consecuencia se encontraba muy incómodo en su trabajo por estar solo. Don José decidió inmediatamente correr en su auxilio: quería serle útil, ayudarle no solo físicamente en sus actividades, sino también moralmente con su presencia.

Se presentó al obispo y pidió ser exonerado por un tiempo de su cargo de secretario, lo necesario para trasladarse a Camerano. El obispo asintió y José dejo su despacho provisionalmente a un clérigo. Rápido se fue a Camerano al lado de su amigo.

Podemos imaginar la satisfacción del amigo al tener a su lado al ex–asistente y compañero de estudios, fiel amigo de aventuras. Don José se quedó en Camerano más de dos meses en los que aprovecho, más que todo, para alentarlo en la confianza en Dios.
Lo dejo para volver a su trabajo de secretario cuando al amigo le dieron un buen ayudante. Es otro ejemplo de la verdadera amistad que nos afrece el Marello.

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 15


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 15
UNA PALIZA HONROSA   


“El que está preocupado y lleno de angustia en su obra, ofende a Dios y no dice de corazón el Padre Nuestro. Aceptemos con sencillez y corazón abierto o que Dios nos depara, sin ansiedad ni melancolía”. (San José Marello)   




Don José Marello recién ordenado sacerdote sentía un llamamiento muy fuerte al apostolado vino entre la gente especialmente entre jóvenes.  Esta vocación se hace evidente e todas sus escritos. Tenía un corazón lleno de ideas religiosas y sociales para beneficio de la gente pobre, de la juventud juzgada demasiado duramente. 

Y así de vuelta de su pueblo donde había celebrado sus primera Misa esperaba con ansia conocer el hombre del pueblo donde sería enviado por el obispo.  Se sentía capaz de trabajar fuerte, crear nuevas situaciones y digámoslo francamente, tenía también algo de revolucionario. 

Por eso debe haberle caído como una ducha fría la invitación que le hizo el obispo por la gran estima que le tenía: - Ud. será mi secretario. No ningún pueblo; Ud. se quedara conmigo.   

Él había deseado un campo de batalla, una frontera done desarrollar un mundo nuevo al contario le ofrecen un trabajo en los servicio logístico. En la conversación con el obispo, no para rebelarse, sino por convicción personal había tratado de conseguir la libertad del apostolado abierto para ser un soldado del reino de Dios.   

El obispo tenía otra opinión y no cedió. - Acepte, Don José; verdaderamente necesito de un joven inteligente, serio, alegre que sepa tratar con todo mis sacerdotes, especialmente con los jóvenes. Yo sé que a Ud. lo quieren…   ¿Qué podía decir en contra Don José? Acepto serenamente la obediencia. 

Había hablado mucho de la obediencia cuando era asistente, ahora no odia negarse a obedecer. Por otra parte, el tendrá siempre la certidumbre de que la obediencia es la virtud de la grandes realizaciones, en todo campo. - Acepto, monseñor, dijo, tengo solo el deseo de saber y poder hacer lo que Ud. espera de mí. Más tarde entenderá que Dios le había preparado un provenir mucho mejor, también como apostolado. Con mucha frecuencia  sucede que solo después comprenderemos el valor de un sacrificio.     

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 14


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 14
  ¡OH, LA CORRESPONDENCIA!




   “Si hablando, escribiendo y meditado cosas bonitas, nuestra alma se embellece y mejora, ¿para qué no escribir, hablar y meditar siempre…?”. (San José Marello)   




¡Quizás los ecónomos y tesoreros no se encontraran de acuerdo con José Marello sobre el valor de la correspondencia! Pero José de seminarista y de sacerdote tenía una muy grande estima de la correspondencia. Tenemos una parte de su rico epistolario con los amigos, especialmente durante las vacaciones. 

En realidad podía haber sido un epistolario más rico, si los amigos hubieran tenido el miso amor a la correspondencia o hubieran conservado las cartas que José les escribía.   Pero ya se sabe cómo andan las cosas. Hay quienes conservan celosamente las cartas y hay quienes apenas las han leído las destruyen de inmediato. Vean como escribía a un amigo sobre el valor de la correspondencia.

 - ¡que magnifica cosa es la correspondía! Nos hace pasar horas divinas: nos une espiritualmente con los más queridos amigos, nos da ocasión para expresar con alegría las dulces suaves palabras de la amistad; nos ofrece traspasar a otros todos los sentimientos, todos los latidos de nuestro corazón.   

Usemos con frecuencia de este buen mensajero que es la correspondencia. Sirvámonos de ella para comunicarnos unos con otros, gozos y dolores, para reír y para llorar juntos para poner común nuestras esperanza, nuestros temores, para reforzar nos con mutuos estímulos en el arduo camino de la virtud.    

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 13


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 13
  UNA MITRA NO LE CAERÍA MAL


“Unas almas bellas como ejemplo y… adelante, tras de sus huellas, cueste lo que cueste”. (San José Marello)   




Sin duda José gozaba de la más amplia estima de parte de los superiores del seminario: otro tanto y quizás más todavía cordial y profunda, de parte de sus compañeros seminaristas.  

 De eso es prueba esta anécdota. Ocurrió durante los ejercicios espirituales del retiro anual. Por ser asistente tenía que sentarse en la última banca en la capilla para tener a todos bajo su mirada.   
Un día el predicador, movido por el astro profético, recorrió calmad-amente con su mirada uno por uno a todo el grupo de clérigos que llenaban el lugar. 

- Queridos jóvenes, deben estar listos para todo en la Iglesia. Todo se les puede pedir a ustedes. ¿Quién sabe si mañana o algún día, tenga que poner una mitra en la cabeza de alguno de ustedes?   
Pareció haber dicho: - Queridos jóvenes, dentro de algunos años sobre la cabeza de su compañero José Marello le pondrán una mitra y lo harán obispo.   En efecto, como por instinto, todos voltearon la cabeza hacia atrás para mirar a Marello, como para indicar que él, a juicio de todos, podía merecer una mitra. Él se dio cuenta y bajo la cabeza. El gesto de los clérigos parecía una profecía colectiva, que se cumplió unos veinte años más tarde.     

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 12



FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 12
UN VERDADERO ASISTENTE  



“Lo sabemos por la fe que todo es providencial en este mundo: y esta es la fe que vence al mundo” (San José Marello)   



Durante los estudios de teología José se ganó siempre la mejor estima de los superiores, quienes se la mostraron con claridad haciéndolo auxiliar de disciplina de los clérigos.   Hay que notar que si el cargo valía mucho como señor de estima, rompía también la comunión de amistad que tenía con sus compañeros. 
Es efecto, psicológicamente un asistente es un superior que debe controlar e informar. Casi siempre el cargo de asistente corta la confianza entre amigos.   José se quejó con frecuencia de esa dificultad, especialmente en sus cartas durante las vacaciones. Debe haber sido para él una corona de espinas, porque el tener siempre una atracción particular hacia la amistad. La amistad era como el sol en la vida.   

Pero acepto también esta obediencia y se esforzó en no ser el acostumbrado agente del orden, listo para sancionar; más bien, ser un guía con su ejemplo, un amigo y ayuda en toda ocasión.   Tenía siempre éxito en sus estudios y por eso pidió dar un valido apoyo a los de menos recursos intelectuales. 

También en el campo económico ofrecía su a ayuda. Naturalmente necesitaba  la ayuda de la billetera de papá. Exactamente lo que lamentaba el papa, cada vez que venía a visitarlo:  

- José, ¡tú siempre me vacías los bolsillos! Era una queja que no salía del corazón.  Y José se defendía diciendo: 

- Papa, ¡sabes que soy asistente! Ya desde joven tenía el sentido de la autoridad como servicio. sabía que a los jóvenes hay que amarlos mucho.     

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 11


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 11
PUERTAS ABIERTAS DE PAR EN PAR   


“Ahora empiezo, decían nuestros granes maestros que nos han precedido: repitámoslo con sinceridad y firmeza ante Dios” (San José Marello)   



Les había chocado a los superiores del seminario la decisión del clérigo Marello de retirarse de los estudios eclesiásticos para seguir otra vocación. Perder a un joven tan lleno de dotes intelectuales y morales no es cosa de poca importancia.   

A todos les había chocado, a los superiores, al párroco y sobre todo a los compañeros.   Es fácil entender la alegría del párroco cuando José le indico su decisión de volver al seminario. En el corazón del sacerdote debe haber estallado un grito como de aleluya pascual.   
Se fue volando a Asti a explorar el terreno; para saber qué pensarían los superiores. Es cosa conocida que aceptar a un “fugitivo” puede ser peligroso, por lo menos, un riesgo, como ofrecer una copa de venero a sus compañeros.   Por eso don Torchio se presentó con un cierto temor al canónigo Sossi, rector del seminario. De todo corazón presento el pedido de José Marello. 
El rector quiso conocer toda la historia de aquella extraña conversión: de eso dependía toda decisión.   Y la sentencia fue absoluta y triunfal: - A Marello, dijo Sossi, estamos listos a abrirle las puertas de par en par.   

Sentencia muy halagüeña para el joven Marello. Juicio muy favorable, motivado por la óptima conducta que había tenido en los años anteriores en el seminario. Había sido una buena semilla que ahora daba frutos excelentes: indicaba que los superiores conservaban un maravilloso aprecia hacia él.