Semáforo 35
CARIDAD Y FINEZA
"Cuando hacemos el bien no debemos poner ninguna restricción: ni de persona, ni de lugar, ni de religión, a todos debemos hacer llegar nuestra caridad"
San José Marello
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Por muchos años José Marello, a pesar de todos los cargos que tenía, canónigo, archidiácono de la catedral... siguió solicitándo los servicios del mismo barbero, uno muy anciano.
Al despacho del anciano trabajador de navaja ya eran pocos los clientes que entraban. Debido a su edad, de vez en cuando debaja unas marcas en la cara de los desafortunados que se sometían a sus instrumentos.
También la cara del Canónigo llevaba a veces los rastros de una dura batalla del barbero para arrancarle los pelos de la barba. Algunos le dijeron más de una vez:¿Por qué sigue haciéndose afeitar por aquel fulano?¿Por qué no va a otro barbero? Hay tantos mejores que él, no hay duda. ¿No ve qué le han hecho en la cara?
Y esta era la respuesta del Padre:
-"El pobrecito no podría vivir si no se le hace una caridad. Pues hacerle la caridad sin darle la oportunidad de ejercer su arte, sería quizá una humillación para él, después de tantos años de trabajo honrado.
Y así continuó frecuentando el mismo barbero, mientras vivió en Asti.
También esta delicadeza por mirar al bien de otro más que al suyo propio, es una característica de la caridad de los Santos.

