lunes, 26 de noviembre de 2018

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 26


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 26
LA LITURGIA ES UNA COSA SERIA


"Sean siempre obedientes, también cuando la obediencia pida grandes sacrificios"
San José Marello




Un día San José Marello discutía amablemente con los cohermanos: se trataba de un cierto punto de liturgia: estaba presente también don Bosso, Superior de la Pequeña Casa del Cottolengo de Turín.

Don Bosso esa sucesor de don Anglesio con quien José Marello se había aconsejado al tomar la decisión de fundar la Congregación de San José.

La discusión seguía adelante, mientras nadie ganaba, nadie perdía. José Marello estaba de acuerdo con lo que sobre el asunto había decidido la Sagrada Congregación romana. Otros interpretaban de otra manera.

A un cierto momento don Bosso intervino para terminar la discusión autoritariamente:
- ¡Nuestro Venerable Cottolengo,  -dijo- hacía así y así, y basta! Entonces ésta es la manera correcta.

Cuando había ya salido don Bosso, José Marello habló a los hermanos que se habían quedado con la duda sobre la interpretación arbitraria:

- El Venerable Cottolengo ha preferido actuar de esa manera. Pero nosotros debemos obedecer a las normas litúrgicas que la Sagrada Congregación de los Ritos nos ha dado.



OBLATOS DE SAN JOSÉ - Biografía

viernes, 23 de noviembre de 2018

IMÁGENES DE SAN JOSÉ MARELLO



Parroquia San Carlos Borromeo, Chimbote, Perú

FOTOGRAFÍAS - CHIMBOTE - BEATIFICACIÓN 5 DIC 2015








FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 25


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 25
¡QUE FE, AMIGOS, QUE FE!



“Hay que avivar la fe, ésta es la antorcha que debe abrirnos los nuevos y difíciles senderos de la virtud”. (San José Marello)



El Señor Cerrato era un ciudadano de Asti, rico, o, a lo menos, de condición holgada. En una fase ya avanzada de su vida decidió abrir un hospicio para ancianos e inválidos, institución que mucho se deseaba en la ciudad de Asti.

Todo caminaba bien por un cierto tiempo. Pero la obra creció demasiado rápido, creando un motón de problemas de economía y administración, y el señor Cerrato no podía sostenerla. También porque su edad seguía avanzando velozmente y la salud no lo acompañaba mucho.

No tenía ningún deseo de ver su obra malograda. Y así tomó la decisión de buscar a alguien dispuesto a cargar con la responsabilidad económica y moral de la obra.

El párroco de la catedral de Asti a quien el señor Cerrato se había dirigido, porque la obra se encontraba en su jurisdicción, comprendió de inmediato que la única persona capaz de aceptar y dirigir la obra era el Canónigo Marello que poco antes había fundado una congregación religiosa.

Por eso el Can. Sardi, párroco de la Catedral y el señor Cerrato fueron a visitar a José Marello.

En verdad, éste que ya estaba sobrecargado de trabajo y responsabilidad, habría podido, y tal vez, debido contestar negativamente. Tenía ya tantas preocupaciones por la nueva institución religiosa de los Oblatos, que apenas empezaba a caminar.

En conciencia, según nuestro parecer, podía amablemente, pero con firmeza, contestar que no era posible. En cambio, a pesar de los miles de motivos en contra, contestó inmediatamente con un bonito "sí".

Su corazón no podía negarse a una obra que era la mejor realización de aquella bondad que la mamá le había infundido en los años de su infancia. Además él tenía fe en Dios, en la gran Providencia, de la cual esperaba grandes ayudas también para la Congregación.

En media hora el asunto, económicamente una locura y humanamente imposible, fue concluido, y sobre los hombros del joven sacerdote cayó la avalancha de otras mil preocupaciones.

¿De dónde, por otro lado, sacaría tanto dinero para continuar la obra? ¡La Divina Providencia proveerá!

Así son las fantásticas "locuras" de los Santos. Y siempre logran su intento: es sólo cuestión de Fe, y Fe muy profunda.

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 24


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 24
UN NUEVO CAMINO A LA SANTIDAD



“A quien quiera seguir de cerca al Divino Maestro con las observancias de los consejos evangelicos esta habierta la casa de San José.”. (San José Marello)



El 14 de marzo de 1878 en la capilla del orfanato del Michelerio en Asti cuatro jóvenes, de los cuelas conocemos los nombres: Jorge, Pedro Luis, Vicente, Luis (en italiano: Giorgio, Pietro Luigi, Vincenzo, Luigi) aceptaban del sacerdote José Marello la invitación a empezar una nueva, moderna sociedad religiosa, que más tarde sería la congregación de los Oblatos de San José.

Era un gesto de gran coraje, porque no les hacia ninguna promesa de futuros triunfos; más bien todo parecía que terminaría en una pobre aventura, tanta era la pobreza.

Pero aquí estaba la característica de la nueva obra: exactamente en estar desligado de todo estorbo y traba material, para un lanzamiento desinteresado y total.

No hubo ningún vino de honor para celebrar la fecha, la “miseria” no admitía ningún despilfarro. El cuarto donde los cinco habían izado su bandera contenía muy pocas cosas. Lo más sobresaliente, que era centro y símbolo de todo: una estampa de San José, sin marco.

Pero San José era, por voluntad del fundador, el titular, el Gerente, el empresario de la nueva sociedad. Era el Modelo que debían dar el nuevo estilo de apostolado que constituía la base de la congregación.

José Marello quería proponer al mundo la bellísima familia de Nazaret y la nueva sociedad tenia que hacer revivir las grandes glorias de la Sagrada familia: trabajo, silencia, Amor.
Más que todo amor de familia. Dios siempre ofrece nuevas formas de Santidad a las nuevas civilizaciones.

El Michelerio era un orfanato fundado en 1860 por el Can. Cerruti y la señorita Michelerio y trasladado al nuevo edificio del Gesú en enero de 1873, antiguo convento franciscano, expropiado por el gobierno italiano años antes, y ahora comprado con el permiso de la santa sede para devolverlo a uso religioso.

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 23


Semáforo 23
FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 23
VERDADEROS FRENOS “DE PODER”



“Seamos mansos de corazón, practiquemos la mansedumbre, la humildad, la dulzura: se gana más con la dulzura que con la rudeza. Aprendamos de nuestro Divino Maestro que era toda dulzura y suavidad.”. (San José Marello)




También esta vez es don Cadario quien nos habla. Esto pasó en el comedor del seminario de Asti.
Aquel día me tocaba a mi leer durante el almuerzo, como se acostumbraba hacer en los seminarios y los internos en aquel tiempo durante la comida…
Todo seguía normal hasta un cierto momento. Después no sé qué me vino en mente. En lugar de leer del libro que yo tenía en manos, empecé con bastante malicia a inventar “historias” muy extrañas… entre otras cosas saqué la historia de un rey de África que hacía tonterías y media; en fin, yo estaba diciendo fanfarronadas de tal magnitud que todos se pusieron a reír. Yo mismo e sentía arrastrado por las carcajadas de los seminaristas y no podía seguir adelante.
El Can. Marello que controlaba la discplina se me acerco con la cara encendida.
En verdad yo esperaba, todos esperaban, un cocacho o una bofetada, un gesto violento que yo me había merecido.
Nada. Me miró largamente, yo leía en sus ojos un disgusto tan grande… me quede muy mal, peor que si me hubiera castigado. Me hizo volver a mi asiento.
Ya no pude comer: el silencio se apodero de todos hasta terminar el almuerzo.
Yo sentía que había hecho una muy mala fugada y algunos de mis compañeros me lo hicieron notar.
Después del almuerzo fui a buscar al canónigo:
- Señor Canónigo, grite llorando, no volveré a hacerlo.
- Por supuesto, -respondió sonriendo-. No debes hacerlo nunca jamás. No le gustaría al Señor.

Pero paso tiempo antes que dejara de llorar amargamente. Esta forma de autocontrol de Marello creo que salvo al muchacho de una posible mala reacción. Al fin, había si o solo una broma.


Es cosa buena dejar que pase la cólera antes de castigar.