Semáforo 31
ELLOS SON MI ALEGRÍA
"Tenemos que sufrir muchas contrariedades en el cuerpo y en el espíritu, pero ésta es nuestra misión: llevar generosamente la cruz siguiendo las huellas de nuestro Maestro"
San José Marello
No hay duda de que José Marello, joven sacerdote habría podido tener una espléndida carrera. Rico en dotes intelectuales y humanas podía verdaderamente medrar.
Mucha gente subrayaba esta riqueza de mente y capacidad y no podía entender cómo había podido sepultarse en Santa Chiara, donde su vida no tenía ninguna de las características que según el mundo hace la vida bella y regalada.
Las "dignidades" eclesiásticas le caían como un vestido de lujo del que él habría podido gloriarse. El las usaba sólo como un motivo más para servicio de la diócesis. No las buscaba, no le gustaban, no hacía alarde de ellas.
También para sus amigos y compañeros era un absurdo que tuviera escondido tantas dotes.
- Podría resplandecer en la diócesis, en la Iglesia, decían, podría avanzar mucho en camino de la gloria y prefiere sepultarse entre esos viejos.
En cuanto a esos "viejos" del asilo de Santa Chiara, José Marello los visitaba con frecuencia, llevándoles todo el consuelo y la ayuda espiritual y material que podía, junto con una sonrisa bondadosa.
Los santos saben conocer los verdaderos valores, no los falsos que la gente aprecia: ellos saben escoger los valores que no se pierden nunca, lo que vale una eternidad.