lunes, 26 de noviembre de 2018

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 26


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 26
LA LITURGIA ES UNA COSA SERIA


"Sean siempre obedientes, también cuando la obediencia pida grandes sacrificios"
San José Marello




Un día San José Marello discutía amablemente con los cohermanos: se trataba de un cierto punto de liturgia: estaba presente también don Bosso, Superior de la Pequeña Casa del Cottolengo de Turín.

Don Bosso esa sucesor de don Anglesio con quien José Marello se había aconsejado al tomar la decisión de fundar la Congregación de San José.

La discusión seguía adelante, mientras nadie ganaba, nadie perdía. José Marello estaba de acuerdo con lo que sobre el asunto había decidido la Sagrada Congregación romana. Otros interpretaban de otra manera.

A un cierto momento don Bosso intervino para terminar la discusión autoritariamente:
- ¡Nuestro Venerable Cottolengo,  -dijo- hacía así y así, y basta! Entonces ésta es la manera correcta.

Cuando había ya salido don Bosso, José Marello habló a los hermanos que se habían quedado con la duda sobre la interpretación arbitraria:

- El Venerable Cottolengo ha preferido actuar de esa manera. Pero nosotros debemos obedecer a las normas litúrgicas que la Sagrada Congregación de los Ritos nos ha dado.



OBLATOS DE SAN JOSÉ - Biografía

viernes, 23 de noviembre de 2018

IMÁGENES DE SAN JOSÉ MARELLO



Parroquia San Carlos Borromeo, Chimbote, Perú

FOTOGRAFÍAS - CHIMBOTE - BEATIFICACIÓN 5 DIC 2015








FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 25


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 25
¡QUE FE, AMIGOS, QUE FE!



“Hay que avivar la fe, ésta es la antorcha que debe abrirnos los nuevos y difíciles senderos de la virtud”. (San José Marello)



El Señor Cerrato era un ciudadano de Asti, rico, o, a lo menos, de condición holgada. En una fase ya avanzada de su vida decidió abrir un hospicio para ancianos e inválidos, institución que mucho se deseaba en la ciudad de Asti.

Todo caminaba bien por un cierto tiempo. Pero la obra creció demasiado rápido, creando un motón de problemas de economía y administración, y el señor Cerrato no podía sostenerla. También porque su edad seguía avanzando velozmente y la salud no lo acompañaba mucho.

No tenía ningún deseo de ver su obra malograda. Y así tomó la decisión de buscar a alguien dispuesto a cargar con la responsabilidad económica y moral de la obra.

El párroco de la catedral de Asti a quien el señor Cerrato se había dirigido, porque la obra se encontraba en su jurisdicción, comprendió de inmediato que la única persona capaz de aceptar y dirigir la obra era el Canónigo Marello que poco antes había fundado una congregación religiosa.

Por eso el Can. Sardi, párroco de la Catedral y el señor Cerrato fueron a visitar a José Marello.

En verdad, éste que ya estaba sobrecargado de trabajo y responsabilidad, habría podido, y tal vez, debido contestar negativamente. Tenía ya tantas preocupaciones por la nueva institución religiosa de los Oblatos, que apenas empezaba a caminar.

En conciencia, según nuestro parecer, podía amablemente, pero con firmeza, contestar que no era posible. En cambio, a pesar de los miles de motivos en contra, contestó inmediatamente con un bonito "sí".

Su corazón no podía negarse a una obra que era la mejor realización de aquella bondad que la mamá le había infundido en los años de su infancia. Además él tenía fe en Dios, en la gran Providencia, de la cual esperaba grandes ayudas también para la Congregación.

En media hora el asunto, económicamente una locura y humanamente imposible, fue concluido, y sobre los hombros del joven sacerdote cayó la avalancha de otras mil preocupaciones.

¿De dónde, por otro lado, sacaría tanto dinero para continuar la obra? ¡La Divina Providencia proveerá!

Así son las fantásticas "locuras" de los Santos. Y siempre logran su intento: es sólo cuestión de Fe, y Fe muy profunda.

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 24


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 24
UN NUEVO CAMINO A LA SANTIDAD



“A quien quiera seguir de cerca al Divino Maestro con las observancias de los consejos evangelicos esta habierta la casa de San José.”. (San José Marello)



El 14 de marzo de 1878 en la capilla del orfanato del Michelerio en Asti cuatro jóvenes, de los cuelas conocemos los nombres: Jorge, Pedro Luis, Vicente, Luis (en italiano: Giorgio, Pietro Luigi, Vincenzo, Luigi) aceptaban del sacerdote José Marello la invitación a empezar una nueva, moderna sociedad religiosa, que más tarde sería la congregación de los Oblatos de San José.

Era un gesto de gran coraje, porque no les hacia ninguna promesa de futuros triunfos; más bien todo parecía que terminaría en una pobre aventura, tanta era la pobreza.

Pero aquí estaba la característica de la nueva obra: exactamente en estar desligado de todo estorbo y traba material, para un lanzamiento desinteresado y total.

No hubo ningún vino de honor para celebrar la fecha, la “miseria” no admitía ningún despilfarro. El cuarto donde los cinco habían izado su bandera contenía muy pocas cosas. Lo más sobresaliente, que era centro y símbolo de todo: una estampa de San José, sin marco.

Pero San José era, por voluntad del fundador, el titular, el Gerente, el empresario de la nueva sociedad. Era el Modelo que debían dar el nuevo estilo de apostolado que constituía la base de la congregación.

José Marello quería proponer al mundo la bellísima familia de Nazaret y la nueva sociedad tenia que hacer revivir las grandes glorias de la Sagrada familia: trabajo, silencia, Amor.
Más que todo amor de familia. Dios siempre ofrece nuevas formas de Santidad a las nuevas civilizaciones.

El Michelerio era un orfanato fundado en 1860 por el Can. Cerruti y la señorita Michelerio y trasladado al nuevo edificio del Gesú en enero de 1873, antiguo convento franciscano, expropiado por el gobierno italiano años antes, y ahora comprado con el permiso de la santa sede para devolverlo a uso religioso.

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 23


Semáforo 23
FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 23
VERDADEROS FRENOS “DE PODER”



“Seamos mansos de corazón, practiquemos la mansedumbre, la humildad, la dulzura: se gana más con la dulzura que con la rudeza. Aprendamos de nuestro Divino Maestro que era toda dulzura y suavidad.”. (San José Marello)




También esta vez es don Cadario quien nos habla. Esto pasó en el comedor del seminario de Asti.
Aquel día me tocaba a mi leer durante el almuerzo, como se acostumbraba hacer en los seminarios y los internos en aquel tiempo durante la comida…
Todo seguía normal hasta un cierto momento. Después no sé qué me vino en mente. En lugar de leer del libro que yo tenía en manos, empecé con bastante malicia a inventar “historias” muy extrañas… entre otras cosas saqué la historia de un rey de África que hacía tonterías y media; en fin, yo estaba diciendo fanfarronadas de tal magnitud que todos se pusieron a reír. Yo mismo e sentía arrastrado por las carcajadas de los seminaristas y no podía seguir adelante.
El Can. Marello que controlaba la discplina se me acerco con la cara encendida.
En verdad yo esperaba, todos esperaban, un cocacho o una bofetada, un gesto violento que yo me había merecido.
Nada. Me miró largamente, yo leía en sus ojos un disgusto tan grande… me quede muy mal, peor que si me hubiera castigado. Me hizo volver a mi asiento.
Ya no pude comer: el silencio se apodero de todos hasta terminar el almuerzo.
Yo sentía que había hecho una muy mala fugada y algunos de mis compañeros me lo hicieron notar.
Después del almuerzo fui a buscar al canónigo:
- Señor Canónigo, grite llorando, no volveré a hacerlo.
- Por supuesto, -respondió sonriendo-. No debes hacerlo nunca jamás. No le gustaría al Señor.

Pero paso tiempo antes que dejara de llorar amargamente. Esta forma de autocontrol de Marello creo que salvo al muchacho de una posible mala reacción. Al fin, había si o solo una broma.


Es cosa buena dejar que pase la cólera antes de castigar.

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 22


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 22
AMOR A LA JUSTICIA


“Desprendamos el corazón de las cosas de la tierra: los esfuerzos, los sacrificios que tenemos que hacer no son nada en comparación con la paz del corazón y la recompensa eterna que nos da el Señor”. (San José Marello)



José Marello respetaba la justicia escrupulosamente. Con respeto a esta virtud tenemos un acontecimiento muy bonito, como lo cuenta el Hno Benedetto Coppo, una de las figuras mas simpáticas y alegres de los Hermanos Coadjutores.
Hay que saber que el Hno. Benedetto no era solo el sastre del Instituto de Santa Chiara, era también el maestro de ceremonias y gran sacristán en nuestra iglesia. ¡Una iglesia a la cual le hacía falta muchas cosas! Y así el Hno. Benedetto se las ingeniaba para juntar cuanto necesitaba para las sagradas ceremonias.
Como él tenía mucha amistad con el sacristán de la catedral de Asti, el Señor Ferraris, un día le dijo:
- Escúcheme, ¿no tiene usted, señor Ferraris, un cáliz de segunda mano para prestarme para Santa Chiara?
Ferraris, que para el Can. Marello habría hecho cualquier cosa, pensó un momento; y después dijo:
- Para Santa Clara tengo todo. Venga, Venga.
Y regalo al Hno. Un cáliz de metal repujado, que ya no se usaba.
- Tome esto; no es nuevo, pero está todavía bueno. Aquí hay tantos y esto no sirve. Nadie se dará cuenta de la falta, estoy seguro.
Pero el Can. Marello se dio cuenta inmediatamente al ver aquel cáliz nunca ante visto en la sacristía de Santa Chiara.
- Hno. Benedetto, -dijo-, ¿Cómo es que esta aquí? Me parece haberlo visto en la sacristía de la catedral…
- Sabe, Padre, me lo ha dado el señor Ferraris, porque allá no lo necesitan. Se lo he pedido yo…
Hno. Benedetto, no es una cosa justa. El Señor Ferraris no está autorizado a hacer regalos de esa clase. Ahora habrá que indemnizar a la Catedral.


Y así se hizo, naturalmente él lo hizo.

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 21


FRENTE AL SEMÁFORO
RESPETO A LOS JÓVENES
Semáforo 21


“Que San José nos enseñe como cuidar a nuestros alumnos, o mejor, que ellos mismos los cuide”. (San José Marello)




Lo cuenta Don Pedro Cadario, en aquel tiempo alumno de madia en el seminario de Asti. Así dice el:

“En 1974 el Can. Marello era profesor de religión en el seminario. Su hora de clase era la más esperada.

Pero una vez yo, joven seminarista de Castagnole Monferrato, pienso que no había podido prepararme para la siguiente clase de historia. Mientras Marello explicaba su lección, yo, medio escondido detrás de un alumno, me puse a estudiar historia.
El profesor que tenía los ojos bien abiertos controlando a los alumnos con la mirada, fácilmente se dio cuenta de lo que estaba haciendo yo.

No me grito: pero me di cuenta que me había descubierto. Me esperaba una pregunta repentina que me habría hecho hacer un papelón ante todos ms compañeros… empecé a ponerme rojo, agitado por el miedo.

No paso nada. Pensé que me llamaría al salir de la clase para darme una buena reprimenda. Así se hacía en aquel tiempo. Nada.
Mi conclusión fue que él no se había dado cuenta, probablemente, y que mi miedo era fruto del remordimiento de la conciencia.
Pero al terminar la lección siguiente, el Can. Marello hablo con tanta fuerza del deber de prestar atención a la lección del catecismo, que yo entendí muy bien que el indirectamente hablaba de mí: habían querido corregirme sin avergonzarme ante los alumnos.
Nunca pude olvidar tanta delicadeza hacia mí, que era solo un muchacho.

Como se decía antiguamente: al muchacho se le debe el máximo respeto.

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 20


FRENTE AL SEMAFORO
¡QUE BIEN ORA!
Semáforo 20



“Que nuestra boca este siempre llena de las alabanzas de Dios, empezando en esta tierra el himno de alabanzas que esperamos continuar eternamente en el cielo”. (San José Marello)




- Mira, con que devoción reza aquel sacerdote debe ser un verdadero santo.
Así decía la gente de Castagnole Monferrato, mirando a José Marello en oración.
- Para conocer al canónigo Marello, bata fijarse en la modestia y compostura con que reza él el oficio divino.
Esto lo decía a los canónigos de Asti, gente que sin duda era toda una autoridad en estos asuntos.
- Ustedes los Oblatos tiene en su fundador y superior un modelo de las sagradas ceremonias. Así decía a nuestros clérigos el maestro de ceremonias del seminario de Asti.

Cuando los seminaristas iban a la catedral de Asti para las ceremonias litúrgicas solemnes, muchos trataban de ponerse en posición favorable para contemplar al canónigo Marello: como rezaba en el coro, erguido, sin apoyarse nunca, exactamente como uno que sabe que se encuentra en la presencia real de Dios.

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 19


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 19
LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA 



“Jesús nos ha dado así mismo en el santísimo Sacramento, permitiéndonos recibirlo cada día. La Eucaristía nos une realmente a Dios y es nuestro paraíso”. (San José Marello)



La Santísima Eucaristía era verdaderamente el polo de atracción de los sentimientos del Marello.

Entre otras cosas exigía que el altar en que se conserva el santísimo Sacramento fuera cuidado con el máximo orden y par esto no escatimaba gastos.

“La gente, - decía de él-, al ingresar al templo debe captar en seguida donde habita Jesús Sacramentado.”

Todavía clérigo se había hecho propagador de la comunión frecuente: lo que en aquel tiempo era algo raro, por algunas ideas rigurosas que circulaban también en los seminarios e institutos religioso: ideas que exigían una forma equivocada de respeto a la Eucaristía.

José Marello, todavía clérigo había sido cuestionado por unos superiores por su manía presuntuosa de recibir con frecuencia la comunión. 

Como sacerdote fue apasionado divulgador de la Santa Misa.
En el mes de febrero de1887 la ciudad de Asti fue sacudida por un temblor. Mientras él en la capilla de santa Chiara estaba celebrando la misa y estaba por repatir la comunión un sacudon alarmo a los fieles: estos asustado se echaron a correr hacia las puertas el miedo y el griterío eran grandes: el canónigo Marello se quedó parado ante el altar, sereno y tranquilo.

- Calma, calma, - repetía-, no tengan miedo. Salgan; como quieran, pero con calma. Estamos siempre en las manos de Dios.
Y tranquilamente termino la misa. El no olvidaba que Jesús en la Eucaristía es una persona viva.

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 18


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 18
VISITA A LA CARTUJA



“Oremos, estos días la oración es el más grande y poderoso apostolado”. (San José Marello)



En 1876 José Marello fue a visitar la Cartuja de Pavía, un famoso y artístico monasterio de los cartujos.

En ese tiempo la cartuja no estaba abierta al Publio, y en ella no se celebraba ninguna función religiosa. En efecto, los cartujos habían sido expulsados por el gobierno. Hasta la hermosísima iglesia había sido convertida en almacenes del estado.

Esto es lo que paso en la visita de José Marello, como describe el Señor Sasso, custodio de la cartuja.

- Después de dar una vuelta por la iglesia (ya no iglesia), el canónigo Marello se fue al coro y se puso de rodillas. Oraba con tanta devoción que yo me quede maravillado; nunca había visto un sacerdote orar así en una Iglesia…

Casi sin darme cuenta me puse de rodillas yo también.
Cuando se puso de pie le pregunte, por curiosidad quien era.
- Un canónigo de Asti, me contesto. Eso, nada más.

Pero su imagen se quedó grabada en mi memoria y lo reconocí unos años después, durante cuando un viaje de Acqui tuve que presentarme al Obispo: era él, él mismo…

Recuerdo que dije al canónigo Mazzatti:
- Acqui tiene la dicha de un obispo que reza con mucha devoción.

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 17


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Semáforo 17
PARECE SAN LUIS



“Si practicamos la misericordia, no tendremos nada que temer delante del tribunal de Dios, porque quien practica la misericordia, obtendrá también misericordia”. (San José Marello)



Fue exactamente en la escuela de su obispo donde José Marello se modeló en un nuevo molde, molde de bondad, aprendiendo a controlar sus impulsos, aquellos empujones muy fuertes que saliendo un corazón y de una mente llena de ideas y tensiones apostólicas, pero a veces muy poco evangélicas en la manera de expresarse.

Se sabe que los jóvenes les gustan las cosas hechas con rapidez, a la carrera, inmediatamente, también en el apostolado, cambiar el mundo, cambiar la sociedad utilizando la energía atómica.
José Marello era un sacerdote de ese tipo. Fue en a la escuela de Mons. Savio, escuela de ejemplos, donde pudo hacerse como lo conocemos: un modelo excepcional de bondad y amabilidad.
Su cara presentaba una agradable expresión de bondad que tan más fácilmente los valores sinceros y naturales.

El canónigo Carpignano nos cuenta: “Cuando Mons. Savio vino a Solio para la visita pastoral lo acompañaba el secretario José Marello. Los jóvenes del pueblo se quedaron admirados de su modestia angelical y sonriente.

- ¡Mira que linda presencia tiene ese sacerdote!, decía. Sí, parece un San Luis. Yo iré a confesarme con él. Pienso que es muy bueno.
Y así ya desde entonces se presentaba con su apariencia característica de suavidad y bondad. Más tarde de Obispo la gente viéndolo pasar quedaba boquiabierta y decía: ¡Parece el Señor !

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 16


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 16
PARA UN AMIGO… DE TODO CORAZÓN



“Hay que ejercitar la caridad con todos, sin preguntar quiénes son, ni de dónde vienen, sino únicamente porque representan a Cristo”. (San José Marello)



Para José Marello la amistad no fue solo algo sentimental. Fue más bien siempre un compartir mutuo de los gozos y dolores del amigo.
1874, Era secretario del obispo, conocía muy bien lo que pasaba en la diócesis de Asti. Así supo lo que había pasado al joven párroco del Camerano de Asti, su muy querido amigo don Motta.

Le afligía una forma grave de oftalmitis y se había puesto casi ciego. Como consecuencia se encontraba muy incómodo en su trabajo por estar solo. Don José decidió inmediatamente correr en su auxilio: quería serle útil, ayudarle no solo físicamente en sus actividades, sino también moralmente con su presencia.

Se presentó al obispo y pidió ser exonerado por un tiempo de su cargo de secretario, lo necesario para trasladarse a Camerano. El obispo asintió y José dejo su despacho provisionalmente a un clérigo. Rápido se fue a Camerano al lado de su amigo.

Podemos imaginar la satisfacción del amigo al tener a su lado al ex–asistente y compañero de estudios, fiel amigo de aventuras. Don José se quedó en Camerano más de dos meses en los que aprovecho, más que todo, para alentarlo en la confianza en Dios.
Lo dejo para volver a su trabajo de secretario cuando al amigo le dieron un buen ayudante. Es otro ejemplo de la verdadera amistad que nos afrece el Marello.

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 15


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 15
UNA PALIZA HONROSA   


“El que está preocupado y lleno de angustia en su obra, ofende a Dios y no dice de corazón el Padre Nuestro. Aceptemos con sencillez y corazón abierto o que Dios nos depara, sin ansiedad ni melancolía”. (San José Marello)   




Don José Marello recién ordenado sacerdote sentía un llamamiento muy fuerte al apostolado vino entre la gente especialmente entre jóvenes.  Esta vocación se hace evidente e todas sus escritos. Tenía un corazón lleno de ideas religiosas y sociales para beneficio de la gente pobre, de la juventud juzgada demasiado duramente. 

Y así de vuelta de su pueblo donde había celebrado sus primera Misa esperaba con ansia conocer el hombre del pueblo donde sería enviado por el obispo.  Se sentía capaz de trabajar fuerte, crear nuevas situaciones y digámoslo francamente, tenía también algo de revolucionario. 

Por eso debe haberle caído como una ducha fría la invitación que le hizo el obispo por la gran estima que le tenía: - Ud. será mi secretario. No ningún pueblo; Ud. se quedara conmigo.   

Él había deseado un campo de batalla, una frontera done desarrollar un mundo nuevo al contario le ofrecen un trabajo en los servicio logístico. En la conversación con el obispo, no para rebelarse, sino por convicción personal había tratado de conseguir la libertad del apostolado abierto para ser un soldado del reino de Dios.   

El obispo tenía otra opinión y no cedió. - Acepte, Don José; verdaderamente necesito de un joven inteligente, serio, alegre que sepa tratar con todo mis sacerdotes, especialmente con los jóvenes. Yo sé que a Ud. lo quieren…   ¿Qué podía decir en contra Don José? Acepto serenamente la obediencia. 

Había hablado mucho de la obediencia cuando era asistente, ahora no odia negarse a obedecer. Por otra parte, el tendrá siempre la certidumbre de que la obediencia es la virtud de la grandes realizaciones, en todo campo. - Acepto, monseñor, dijo, tengo solo el deseo de saber y poder hacer lo que Ud. espera de mí. Más tarde entenderá que Dios le había preparado un provenir mucho mejor, también como apostolado. Con mucha frecuencia  sucede que solo después comprenderemos el valor de un sacrificio.     

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 14


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 14
  ¡OH, LA CORRESPONDENCIA!




   “Si hablando, escribiendo y meditado cosas bonitas, nuestra alma se embellece y mejora, ¿para qué no escribir, hablar y meditar siempre…?”. (San José Marello)   




¡Quizás los ecónomos y tesoreros no se encontraran de acuerdo con José Marello sobre el valor de la correspondencia! Pero José de seminarista y de sacerdote tenía una muy grande estima de la correspondencia. Tenemos una parte de su rico epistolario con los amigos, especialmente durante las vacaciones. 

En realidad podía haber sido un epistolario más rico, si los amigos hubieran tenido el miso amor a la correspondencia o hubieran conservado las cartas que José les escribía.   Pero ya se sabe cómo andan las cosas. Hay quienes conservan celosamente las cartas y hay quienes apenas las han leído las destruyen de inmediato. Vean como escribía a un amigo sobre el valor de la correspondencia.

 - ¡que magnifica cosa es la correspondía! Nos hace pasar horas divinas: nos une espiritualmente con los más queridos amigos, nos da ocasión para expresar con alegría las dulces suaves palabras de la amistad; nos ofrece traspasar a otros todos los sentimientos, todos los latidos de nuestro corazón.   

Usemos con frecuencia de este buen mensajero que es la correspondencia. Sirvámonos de ella para comunicarnos unos con otros, gozos y dolores, para reír y para llorar juntos para poner común nuestras esperanza, nuestros temores, para reforzar nos con mutuos estímulos en el arduo camino de la virtud.    

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 13


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 13
  UNA MITRA NO LE CAERÍA MAL


“Unas almas bellas como ejemplo y… adelante, tras de sus huellas, cueste lo que cueste”. (San José Marello)   




Sin duda José gozaba de la más amplia estima de parte de los superiores del seminario: otro tanto y quizás más todavía cordial y profunda, de parte de sus compañeros seminaristas.  

 De eso es prueba esta anécdota. Ocurrió durante los ejercicios espirituales del retiro anual. Por ser asistente tenía que sentarse en la última banca en la capilla para tener a todos bajo su mirada.   
Un día el predicador, movido por el astro profético, recorrió calmad-amente con su mirada uno por uno a todo el grupo de clérigos que llenaban el lugar. 

- Queridos jóvenes, deben estar listos para todo en la Iglesia. Todo se les puede pedir a ustedes. ¿Quién sabe si mañana o algún día, tenga que poner una mitra en la cabeza de alguno de ustedes?   
Pareció haber dicho: - Queridos jóvenes, dentro de algunos años sobre la cabeza de su compañero José Marello le pondrán una mitra y lo harán obispo.   En efecto, como por instinto, todos voltearon la cabeza hacia atrás para mirar a Marello, como para indicar que él, a juicio de todos, podía merecer una mitra. Él se dio cuenta y bajo la cabeza. El gesto de los clérigos parecía una profecía colectiva, que se cumplió unos veinte años más tarde.     

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 12



FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 12
UN VERDADERO ASISTENTE  



“Lo sabemos por la fe que todo es providencial en este mundo: y esta es la fe que vence al mundo” (San José Marello)   



Durante los estudios de teología José se ganó siempre la mejor estima de los superiores, quienes se la mostraron con claridad haciéndolo auxiliar de disciplina de los clérigos.   Hay que notar que si el cargo valía mucho como señor de estima, rompía también la comunión de amistad que tenía con sus compañeros. 
Es efecto, psicológicamente un asistente es un superior que debe controlar e informar. Casi siempre el cargo de asistente corta la confianza entre amigos.   José se quejó con frecuencia de esa dificultad, especialmente en sus cartas durante las vacaciones. Debe haber sido para él una corona de espinas, porque el tener siempre una atracción particular hacia la amistad. La amistad era como el sol en la vida.   

Pero acepto también esta obediencia y se esforzó en no ser el acostumbrado agente del orden, listo para sancionar; más bien, ser un guía con su ejemplo, un amigo y ayuda en toda ocasión.   Tenía siempre éxito en sus estudios y por eso pidió dar un valido apoyo a los de menos recursos intelectuales. 

También en el campo económico ofrecía su a ayuda. Naturalmente necesitaba  la ayuda de la billetera de papá. Exactamente lo que lamentaba el papa, cada vez que venía a visitarlo:  

- José, ¡tú siempre me vacías los bolsillos! Era una queja que no salía del corazón.  Y José se defendía diciendo: 

- Papa, ¡sabes que soy asistente! Ya desde joven tenía el sentido de la autoridad como servicio. sabía que a los jóvenes hay que amarlos mucho.