viernes, 23 de noviembre de 2018

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 10


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 10
  O SEMINARIO O MUERTE   



“Cuando se tiene una meta fija, aunque el mundo se derrumbe, hay que mirar siempre allá”. (San José Marello)   





El año que José paso en Turín, después de salir del seminario de Asti, fue una larga, amarga y atormentada experiencia. Le resultó difícil adaptarse a esa vida. Fue un experimento frustrado de crearse una “posición social honrada”, en el ambiente político-económico de Turín.   

Había fracasado en el esfuerzo por olvidar el pasado, como también el de tratar de vivir como sus nuevos amigos.   Andaba como un “cura”, como si llevara todavía la sotana, todos se daban cuenta. Y el papá gastaba dinero con la esperanza de verlo encajar bien en la nueva vida. Después de un año de vida de ensueños de búsquedas científicas propias de una fantasía, el empuje hacia el seminario se hizo irreductible: como un grito de la conciencia. Insoportable.   
Tal vez no habría podido vencer las dificultades y sobre todo la oposición del padre, si Dios no hubiera intervenido poniendo en peligro su vida.   José cayó enfermo. El diagnóstico del medito fue: “Tifus”. Una enfermedad que en aquel tiempo era una sentencia de muerte. 

Durante la enfermedad en sus delirios por la alta fiebre, (¿era una realidad?) veía un hábito de sacerdote y sentía la presencia de la Virgen Consolata. Ella le hizo entender que si no volvía al seminario moriría.   

El mismo se lo dijo a su padre. Un día que la fiebre había bajado un poco, llamo con un hilo de voz al papá que estaba a la cabecera de la cama: 

- Papá, ¿quieres que yo sane? - ¿y me lo preguntas? ¡claro que sí; cueste lo que cueste ¡  

- Oye, papá, la Virgen Consolata me dice que si no vuelvo al seminario me va a llevar consigo. Yo quería continuar mis estudios con mis compañeros de seminario… tú no has querido… te he obedecido… la virgen ve los peligros en que me encuentro y ten compasión de mi… déjame volver.   

Un llanto lleno lo ojos del papá… - Si es así, dijo-apenas podía hablar- acepto con tal que tú sanes.   

La curación fue rápida. Una vez más José experimento la gran verdad; si amas a la Virgen no te encontraras nunca en condiciones desesperadas.     

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