domingo, 16 de mayo de 2021

IMÁGENES DE LA MISA DE MES, PARROQUIA SAN CARLOS BORROMEO, CHIMBOTE, PERÚ - + P. MARCOS TRUJILLO REAÑO OSJ















https://www.facebook.com/SanCarlosChimbote/videos/228380371954585




 MISA DE MES 

PARROQUIA SAN CARLOS BORROMEO, CHIMBOTE - PERÚ

+ P. MARCOS TEÓFILO TRUJILLO REAÑO OSJ

MC: ASOCIACIÓN DE LOS SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS Y DE MARÍA

MOVIMIENTO DICIOCESANO DE ORACIÓN "SAN PÍO DE PIETRELCINA"

15 DE MAYO DE 2021



❤Gracias Padre Marcos por tu amistad. Siempre te recordaremos.❤

FOTOS DE LA SANTA MISA DEL PRIMER MES DE FALLECIMIENTO DE + P. MARCOS TRUJILLO REAÑO OSJ - PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - HUARAZ


1er Mes - MISA REALIZADA EN LA PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - HUARAZ - PERÚ

Recuerdos de la Santa Misa del primer Mes, tus hijos espirituales recordamos con cariño Padre Marcos. Hoy reunidos como Amigos de Jesucristo.

Gracias a todos por acompañarnos 🙏

martes, 11 de mayo de 2021

MISAS POR EL ETERNO DESCANO DE + P. MARCOS TRUJILLO REAÑO OSJ, 15 DE MAYO DE 2021



SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN TÍ CONFÍO



 SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN TI CONFÍO


¿Dios tiene corazón? Si crees en Dios como comunión de personas, entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, un solo Dios entres personas distintas e iguales eternamente, es posible que sí, pero ¿qué entiendes por corazón? Y ¿qué idea tienes de Jesús? Según tu fe y tu conocimiento la respuesta será muy certera o distante a la verdad. En efecto, normalmente nuestro lenguaje sobre Dios es muy limitado, ya que no se puede encerrar a Dios en el cerebro humano, menos en una idea o pensamiento, porque, Dios es tan cercano y tan lejano al hombre; tan cercano porque en Cristo se hizo hombre, asumiendo nuestra naturaleza humana, por tanto, vive en y con nosotros; tan lejano, en el sentido de que trasciende nuestra pequeñez humana, y su existencia abarca todo el universo infinito, es decir, que todo existe en él, por él y para él.

En este sentido, cuando hablamos del Sagrado Corazón de Jesús, nuestra mente y nuestro corazón se dirige a la persona de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Por tanto, Dios, sí, tiene corazón, en cuanto existe como persona, que sabe amar y sentir, es decir, el corazón entendido como la totalidad de la persona, no sólo ese músculo que bombea la sangre y donde, figuradamente, atribuimos aquellos sentimientos buenos y malos del hombre. Hablar del corazón de Jesús es contemplar las maravillas que él ha hecho en la tierra por todos y cada uno de los hombres de la tierra, es decir, Jesús nació, murió y resucito por amor a los seres humanos: “Tanto amo Dios al mundo, que entregó a su Hijo único por la Salvación de los hombres”. En efecto, Jesús, es el Salvador del mundo, el Emmanuel, Dios con nosotros; desde esta perspectiva comprendemos que Dios tiene un corazón divino y humano, capaz de amar a cada persona de modo distinto e igual, sin agotarse infinitamente. Grande e inmenso es el amor de Dios para contigo, pues su paciencia y su humildad supera todas las virtudes y valores de todos los hombres, juntos: “Venid a mi todos los que están cansados y agobiados, que Yo les aliviaré; pues mi yugo es llevadero y mi carga es ligera”. Por el amor que nos tiene, Jesús está dispuesto, libremente, a cargar todas las situaciones humanas, sin condición alguna. Es el amor incondicional por excelencia, el amor perfecto, inabarcable pero real en la experiencia profunda de los hombres de limpio corazón y buenos sentimientos. Por eso, nos dice: “sean mansos y compasivos de corazón, porque, Yo soy humilde y sencillo de corazón”. Mucho más todavía, “sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”.

Por consiguiente, hablar del Sagrado Corazón de Jesús es mirar al mismo Dios: “quien me ve a mi ve al Padre, quien me recibe a mi recibe al Padre; Yo y el Padre somos uno; nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quién se lo quiera revelar con su santo Espíritu”. Por tanto, Dios tiene un corazón cargado de amor, porque, “Dios es Amor”, y es sagrado, porque, es simplemente Dios y sólo Dios: “Yos soy el que Soy”, Yahvé. Por eso los cristianos profesamos nuestra devoción y nuestra fe en el corazón sagrado de Jesús, el Señor.

Renovemos nuestro compromiso de vida cristiana con la imitación del corazón manso humilde de Jesús. Pongamos toda nuestra confianza y crezcamos en virtud y santidad para gloria nuestra y la de Dios; pues, “la gloria de Dios es el hombre viviente, y la gloria de éste, es la gloria de Dios” (S. Ireneo). En la medida que nuestra vida se amolde a la vida de Jesús, nuestra devoción a su Sacratísimo corazón será limpia y perfecta; aún más, en la medida que aceptemos la presencia de Cristo en la Eucaristía seremos capaces de prepararnos cada día para comulgar su sagrado Cuerpo y Sangre. En este sentido, el corazón de Jesús es la totalidad de la persona de Jesucristo, es decir es el Cristo Total, que se nos da gratuitamente, no sólo a los justos y buenos, sino también, con su misericordia infinita se abre al hombre pecador y malo. Dios te ama por encima de tu miseria y pecado, lo que cuenta para él es tu capacidad de arrepentimiento, tu capacidad de enmienda, tu propósito de no volver a cometer el mismo pecado: Dios es misericordioso en su Sagrado Corazón. Dios te ama más que nadie, y tú debes amarle sin cesar, incondicionalmente (Marcos). (22 de junio de 2017)


+ P. Marcos Trujillo Reaño OSJ



SAN JOSÉ MARELLO CON LOS PIES EN LA TIERRA



 SAN JOSÉ MARELLO CON LOS PIES EN LA TIERRA


La vida humana es maravillosa en la medida que cada persona asuma su existencia con los pies en la tierra y el corazón en el cielo. Venimos de Dios a un mundo que necesita de nosotros, pero nuestro corazón anhela un pronto retorno al Dios de la vida. Mientras vivimos en este mundo debemos adornar nuestra existencia con valores y virtudes, sirviendo a los demás con mucha humildad y sencillez de espíritu.

San José Marello supo hacer de su vida una belleza real, teniendo un corazón grande para Dios, teniendo los pies ligeros para ir a servir, tendiendo las manos abiertas para ayudar al que lo necesita; su vida fue un constante abrirse a los demás, con bondad y mansedumbre. El mejor mérito de su existencia fue su perseverancia y su fidelidad a Dios y a su propia responsabilidad. Por eso, vivió con plena conciencia cada momento de su actuar, siempre con los pies en la tierra y el corazón puesto en Dios.

La santidad de San José Marello, no es una santidad de milagros extraordinarios, porque su propia vida era una milagro de Dios, su vida se convirtió en don para los demás; pues, cada acción y pensamiento suyo era una obra del Espíritu Santo, y él respondía desde su libertad para hacerlo visible ante su gente. Una de las mejores manifestaciones de la acción de Dios en su vida, era la amabilidad y el respeto con que trataba a la gente, siempre sonriente y sereno, siempre llano y atento a servir con generosidad y sinceridad; nunca buscó su propio beneficio, ni ventaja, pues sabía que su vida era un regalo de Dios para los demás.

En una sociedad utilitarista y oportunista, la vida de San José Marello, nos ofrece otra forma de vivir la vida con sentido y plenitud; es decir, se puede ser feliz sirviendo, dándose a los demás, saliendo del propio yo para ir al encuentro de un tú. La vida nos ofrece situaciones y personas para darle sentido a nuestra existencia; sólo saliendo de nuestra propia comodidad seremos capaces de mejorar la realidad, sino nos convertiremos en enfermos de nuestro propio vicio y pereza.

Vivir la vida con los pies en la tierra significa, vivir la vida con responsabilidad y libertad, es saber aceptar los retos de cada día, es asumir los deberes con alegría y cumplirlos con creatividad y sabiduría; en una palabra, es vivir la vida con esfuerzo, sacrificio y disciplina, sólo los que viven así aportan mucho al desarrollo de su patria y de su pueblo. Y San José Marello fue un gran aporte para su sociedad, era un punto de referencia para los niños y jóvenes de su tiempo, era un hombre de corazón gigante para con los ancianos y enfermos. Por eso, en la actualidad su vida sigue siendo un punto de referencia para llegar a Dios, y servir mejor a la sociedad. En este sentido, la santidad es vivir la vida cotidiana cumpliendo el propio deber, es crear deberes antes que derechos, porque estos últimos, deben ser consecuencia del cumplimiento del propio deber. Nuestra sociedad necesita gente con los pies en la tierra y el corazón anclado en Dios, como vivió San José Marello en Italia. (Marcos) 

(25 de mayo de 2017)


+ P. Marcos Trujillo Reaño OSJ

DESCANSE EN PAZ + P. JUAN SAGLIETTI OSJ - OREMOS POR SU ETERNO DESCANSO

 




Estimados hermanos, el 6 de mayo del 2021 a las 7.40 p.m., ha emprendido su viaje hacia la eternidad el P. Juan Saglietti osj.
Descansa en paz, querido P. Juanito, en el abrazo misericordioso de Dios nuestro Padre.

Al Paraíso te lleven los ángeles;
a tu llegada te reciban los mártires,
y te introduzcan en la santa ciudad de Dios.
Que el coro de los ángeles te reciba,
y junto con Lázaro, pobre en otro tiempo,
goces del descanso eterno.
(De la liturgia)


BREVE SEMBLANZA
Autor: Padre Ricardo Vega  OSJ

Padre Juan era una alhaja de sacerdote según padre Antonio Lusso. No era brillante ni gran orador, mucho menos laureado, fue sencillo y alegre con sus limitaciones como cualquier ser humano, pero una gran joya de persona.
Personalmente tuve la sensación de un sacerdote inocente y ángel. Sus palabras no eran univocas. Su manera de ser encajaba con todas las personas de todas las edades.
Valga la comparación: Padre Antonio Lusso, era una lumbrera; Padre Carlos Corazolla una abeja obrera; Padre Juan un eterno niño.
Por eso cuando nos encontrábamos solía decir “vegaaaa” como mis compañeros, no tenía prejuicios. Un sacerdote sencillo y transparente como los niños.
Su experiencia misionera en el Altiplano, me compartía con todos los detalles, las pocas palabras aprendidas del aimará, repetía con toda naturalidad, como si fuera la primera vez que contaba.
En una oportunidad en las riveras de la laguna Llanganuco, paseábamos y conversamos de la belleza del lago; solía decir: las aguas eran la pureza divina que fluye en medio de la naturaleza, para recordar que las personas debemos ser limpios como el agua.
Agradezco a Dios tan preclaro ejemplo, que enriquecen mi pasar por este mundo. Agradezco la amistad del padre Juanito, que pasó por nuestra patria pasajera aplaudiendo con todo su ser la maravilla de la vida y la alegría eterna

domingo, 18 de abril de 2021

7 VIRTUDES DE SAN JOSÉ QUE PUEDES IMITAR EN LA VIDA DIARIA

 


 

7 virtudes de San José que puedes imitar en la vida diaria



 En un mundo donde la masculinidad se pone en tela de juicio y se duda de casi cualquier hombre por el hecho de ser hombre. San José no solo nos recuerda la virtud del varón sino también su encomienda y encargo. Su paternidad es ejemplo para todos los cristianos. No en vano San José es patrono de la Iglesia universal.

El día de hoy recordamos que Dios padre encomendó la tarea de cuidado y protección de su amadísimo Hijo y de Su Madre a un santo varón, San José. En esta galería hemos resaltado algunas virtudes que necesitamos tomar de San José, especialmente los varones, para crecer como cristianos.




1. La influencia del Padre en el hijo

En nuestros días la idea del padre desvinculado de sus hijos se ha convertido en algo frecuente en nuestros pensamientos. San José nos recuerda el verdadero sentido de la paternidad. La presencia insustituible del padre en la educación de los hijos es algo que necesitamos volver a conquistar como sociedad. San José con el niño en los brazos nos lo recuerda, un padre amoroso y protector del cual los hijos puedan aprender y crecer seguros a su lado, incluso en las carencias y situaciones más difíciles.

San José conoce esas situaciones, él tuvo que proteger y sostener a María esperando al niño sin tener un techo donde pudiera nacer, tuvo que huir hacia Egipto, ser un extranjero en tierras desconocidas y ganarse el pan del día con el sudor de su frente. «Cuando necesite ser buen padre, San José ilumina mi paternidad».



2. La alegría de ser un buen esposo

La fidelidad inquebrantable de San José es un signo contundente y firme frente a la imagen de un varón infiel, lujurioso, egoísta e incluso violento, que es tan común asumir como normal en nuestros días. Cuántas veces escuchamos, decimos y afirmamos que «todos los hombres son iguales» sin saber que con esta frase justificamos un comportamiento que achica la personalidad del varón, lo limita y espera menos de lo que realmente es. Lo priva de poder ser grande y desplegarse completamente.

San José pasó todas las pruebas que un esposo podría pasar: la duda frente a su propia esposa, el cuidado de un niño que no era de su sangre, la dificultad de un matrimonio casto. Recordemos que San José, a diferencia de María no fue concebido sin pecado, era así como tú y como yo. Su virtud y fortaleza son grandiosas y es prueba viva de lo que un hombre que entrega su vida a Dios puede hacer por medio de su gracia. «Cuando la dificultad de matrimonio me alcance, San José ven en mi auxilio y ayúdame a ser fiel».



3. La fortaleza física al servicio de la familia

La imagen de una masculinidad violenta hace que la fortaleza física no sea valorada como una virtud. Muchos niños crecen sin tener cerca a un padre del cual puedan aprender y valorar lo que es la virilidad. San José pone al servicio de su familia esta fortaleza física natural en él, una fortaleza que tiene como misión el proteger, el ayudar, el servir. Una fortaleza que de ninguna manera sirve para el abuso de autoridad ni de ningún otro tipo.

Conocemos a un José siempre fuerte, nunca agresivo, firme pero no indiferente ni mucho menos insensible. Un hombre que demuestra seguridad y jamás arrogancia ni soberbia. Un padre que carga con todo el peso de su familia y es feliz haciéndolo. «Cuando la arrogancia aparezca, San José ayúdame a ser humilde».



4. El silencio, esa características que muchas veces encontramos tan irritante

El silencio de los varones es una característica bien conocida por las mujeres. Cuántas veces podemos incluso perder la paciencia por esos silencios prolongados de los esposos. San José también era un hombre silencioso, es más se dice de él; San José, santo del silencio. Tanto que aprender del silencio. San José en el silencio escuchaba la voz de Dios, no era un silencio indiferente ni estéril. No era un silencio que ignoraba o que buscaba pasar la página y evitar el confrontar o solucionar problemas. San José escuchaba, meditaba en su corazón para poder tomar las mejores decisiones para su familia y para él mismo. «Cuando el silencio sea indiferente, San José ayúdame a escuchar a Dios».



5. El valor del trabajo duro

En aquella época si el varón de la casa no trabajaba la familia no subsistía. San José obrero, carpintero de profesión, trabajó siempre por el sustento de su familia. La constancia de su trabajo, la seguridad de su familia. Imagínense el camino que se habrá tenido que abrir en Egipto, sin familia, sin apoyo de conocidos, extranjeros tal vez víctimas de prejuicio y discriminación, el trabajo de José era la única arma que tenían para subsistir.

De vuelta a Nazareth en su taller de carpintero siguió trabajando incansablemente, fue labor que heredó a su hijo para ayudar al sostén de su familia. Cuando el desánimo y la dificultad aparecen, San José es un gran ejemplo de tenacidad y trabajo arduo en todo momento por el bien de los que ama. «Cuando el trabajo canse, San José ayúdame a sobreponerme y seguir».



6. El valor del buen discernimiento

Las respuestas apresuradas y decisiones impulsivas sobre todo en época de crisis no son lo mejor. San José, incluso en una decisión tan dura como la de aceptar el embarazo de su prometida, decide repudiarla pero en secreto, meditando qué era lo que menos iba a perjudicarla, lo que menos escándalo iba a levantar. No lo hace apresuradamente, lo medita, lo «sueña», y en ese soñar escucha la voz de Dios a través de un ángel que sale al encuentro y lo aconseja.

El valor del un buen discernimiento tiene que ver con la prudencia, el silencio y la escucha a Dios. Este escuchar a Dios que se va afinando a medida que estrechamos nuestra relación con Él. «Cuando necesitemos del buen discernimiento, San José sal a nuestro auxilio».



7. Castidad y juventud

Al ser los primeros capítulos de Mateo y Lucas las únicas fuentes de la revelación sobre quién era San José, no es raro que los hombres hayan tejido distintas historias sobre este gran santo. De José sabemos poco, ha sido creencia frecuente pensar que era un viudo que tenía casi 90 años y se casó con una mujer muy joven. Esto parece estar muy lejos de la realidad, en aquella época los hombres se casaban muy jóvenes, San José al momento de desposar a María debió haber tenido unos 18 o 20 años. Sin embargo, la imagen del San José como hombre viejo caló dentro de la cultura popular y es por esto que muchos artistas lo han representado como un hombre mayor.

Puede deberse a la dificultad que representaba la relación virginal entre ambos. Dificultad que nace de la ruptura original. San José en este sentido, asistido por la inmensa gracia de Dios nos enseña que el fundamento de la unión conyugal es la comunión de amor, ejemplo para todo matrimonio. La unión de cuerpos debe responder a esa comunión de amor, sin embargo la misión de María y José no estaba en relación a ellos mismos sino al mismo Jesús y a la iglesia Universal. «Cuando el deseo desordenado me esclavice, San José ven en mi auxilio».



8. El trato familiar como ámbito de crecimiento espiritual y personal

Escuchamos que la familia es la iglesia doméstica, escuela de humanidad, imagen del amor de Dios. San José en este sentido nos enseña que la familia en un ámbito para crecer en santidad. La santidad de José sucedió dentro de la familia. Y así está llamada a ser la tuya y la mía, los esposos son guardianes mutuos de la santidad de la familia. Es ahí donde el amor crece, en entrega, donde nos olvidamos de nosotros mismos y nos entregamos por completo. Como nos decía el Papa Francisco: «por medio de ella se concreta la capacidad de darse, el compromiso recíproco y la apertura generosa a los demás, así como el servicio a la sociedad».

Es  muy probable que San José haya muerto antes de que Jesús entrara en la vida pública, ya que en las bodas de Caná no estuvo presente ni se habló más de él. De haber estado vivo seguramente hubiera estado presente al pie de la Cruz, tal vez lo estuvo en espíritu acompañando y consolando también el corazón doliente de su esposa. «Cuando nuestra familia se encuentre en problemas o esté rota, San José ayúdanos a repararla».

«En aquellos días, el Carpintero enseñaba a rezar a Dios. Y hablaba con Dios cara a cara. Y miraba con sus ojos los ojos de Dios. Y con Dios reía. Y Dios se dormía en sus brazos. Y Dios despertaba con su beso. Y Dios comía de su mano. Y oraba a Dios y le cantaba teniéndole en sus rodillas. Con sus manos tocaba a Dios y llevaba a Dios de la mano.  Jugaba con Dios y Dios era feliz con él. Y ni en la Gloria había más gloria que en la casa de José!»